miércoles, 4 de noviembre de 2009

Diseño definitivo del personaje

Os presentamos a continuación los bocetos preparatorios del personaje protagonista del video central de la videoinstalación (la animación en plastilina). Podéis ampliar los bocetos haciendo click sobre ellos.





Ella es una chica atormentada por la estética, el culto al cuerpo, los cabellos lacios y la traicionera celulitis a pesar de tener un tipo envidiable. Ella es la representante de tantas y tantas mujeres (y cada vez más hombres) obsesionadas por su aspecto externo.

El vestuario se eligió porque todas las escenas de la animación se desarrollan en el ambiente doméstico, por lo que un camisón era la prenda ideal para la acción, al mismo tiempo que facilita la acción de animar. Las pantuflas se añadieron posteriormente para no tener la obligación de moldear los pies y sus dedos, al mismo tiempo que se incorpora como un elemento antifemenino y cotidiano.

A continuación presentamos los bocetos para el fragmento de animación sobre la gordura. En ella la protagonista, tras notarse poco tonificada, se come un bombón y empieza a engordar hasta convertirse en una bola que sale de cuadro rodando. Estos dos bocetos se han realizado pensando que para dicha animación será necesario fabricar dos muñecas más: una de grosor medio y otro de gran grosor. Estas muñecas serán realizadas probablemente con el interior macizo de plastilina para no tener que emplear tanto esqueletos de animación.


1 comentario:

  1. Creo que habría que hacer más incapié en el hecho de que la protagonista, por el hecho de estar entrando en la etapa de la pubertad, entra en la sexualidad con una grave distorsión sobre su propia imagen y lo que debe ser influenciada por la publicidad. No debe comer bombones, tiene que ser delgada y tener una buena tonificación... no pude tener arrugas.. ni una sola!... no puede tener pelos porque es lo antifeminino, lo monstruoso, lo "animal" que no nos deja ser Adonis y Afroditas puros y divinos... al final todas esas obsesiones acaban destruyéndonos por la sobrecarga que se produce en nuestro sistema de valores.

    No se trata tanto de si tiene un tipo envidiable o no como de que no tendría que, sencillamente, preocuparse de esas cosas.

    Pero claro, la industria de la estética no quiere dejar a nadie fuera porque sino sería una pérdida de beneficios al mismo tiempo que una peligrosa figura antisistema por ir en contra de los canónes de belleza, los valores más importantes hoy en día, mucho más que la solidaridad o la igualdad.

    Rosa

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